Es un relato enternecedor que nos habla de la belleza de la naturaleza como nuestro verdadero hogar.
El personaje principal de este libro es una casa rural, con un par de ventanas que parecen ojos. Virginia Lee Burton se caracterizaba por humanizar objetos, máquinas y seres inanimados en todos sus libros y ubica a esta casita en una colina rodeada de tierras de cultivo. La industrialización propia de los años 40 se ve reflejada en el libro y la casita pronto se verá rodeada por carreteras, seguidas de edificios de apartamentos y trenes, hasta que casi no se aprecia entre rascacielos y torres de humo, que no le dejan ver las estrellas. Finalmente, la protagonista es rescatada y transportada al campo… y la historia vuelve a empezar.
Es un relato enternecedor que nos habla de la belleza de la naturaleza como nuestro verdadero hogar.